En enero de 2019, a punto de cumplir 53 años de vigencia, Cuernavaca anunciaba su cierre. Se iba así uno de los lugares más emblemáticos de la noche no solo pilarense sino de la zona norte.
En enero de 2019, a punto de cumplir 53 años de vigencia, Cuernavaca anunciaba su cierre. Se iba así uno de los lugares más emblemáticos de la noche no solo pilarense sino de la zona norte.
Sin embargo, por estos días todo va tomando color otra vez: dos amigos pilarenses -Christian Domenech y Leo Mancini- decidieron despertar al gigante, por lo que “Cuerna” estará de vuelta en breve, con similitudes y diferencias con respecto al que varias generaciones conocieron.
“Yo me dedico a la informática, pero siempre había querido tener un bar o un boliche -explicó a El Diario Christian-. Uno de mis clientes de Daniel Blesa (dueño de Cuernavaca), que me comentó que en el lugar no había nada desde que se cerró”.
El propio Blesa, a principios de 2019, confesaba tras el cierre del lugar: “Es un final abierto, no sé qué puede pasar en el futuro”, dejando latente una chance de reflotar la marca.
Por esto, Domenech considera que “se alinearon los planetas, todo cerró y con Leo vamos a alquilar el lugar para reabrir Cuernavaca”. Si bien no hay una fecha elegida, se estima que la reinauguración sería en la primera quincena de noviembre.
Gastronomía
Sin embargo, la propuesta vendrá también con sus novedades: el proyecto está orientado a lo gastronómico, incluyendo reformas en algunos sectores del mítico espacio de Bolívar al 500. “La parte de adelante será al aire libre, con mesas y una barra grande, de 7 metros -adelanta uno de los socios-. El resto, la parte de atrás, quedará casi como estuvo siempre”.
Y reafirma que la idea “es que funcione como pub, un bar con menú”, pero “respetando el estilo y el espíritu que siempre tuvo Cuernavaca”, más allá de sus nuevas características de restó.
Por otra parte, con respecto al público al que apuntará esta nueva etapa, Christian señaló que “en Pilar casi no hay propuestas para gente de 35 o 40 años. Si van a un lugar, el resto de la gente es muy joven; en otros, es mucho más grande…”.
En este sentido, afirma que “es una franja de público que se siente perdida hoy en día, por eso este lugar está pensado para esa gente”.
Símbolo
Cuernavaca nació en 1966, cuando un grupo de jóvenes pilarenses encabezados por Fredi Llosa decidieron tener un sitio propio para encontrarse y pasarla bien, sin mayores ambiciones comerciales.
Nunca imaginaron que su idea perduraría con éxito durante más de medio siglo, alcanzando un estatus de leyenda de la noche en la región y punto de referencia para tres generaciones.
“Nunca me gustó decirle boliche –indicaba Blesa en 2019-, porque era más que eso, era un lugar de encuentro”. Ahora, las puertas del templo están a punto de volver a recibir a los fieles…