A cuatro de la muerte del papa Francisco, el mundo entero tiene los ojos puestos sobre todo lo que sucede alrededor de su último adiós, y de la multitudinaria presencia que se espera para su sepelio, que se llevará a cabo este sábado. Pero también se empezaron a conocer detalles sobre cómo fueron sus últimos días, los deseos sobre cómo quería que fuera su despedida. Y en las últimas horas se reveló cuál es la herencia que dejó y cuáles son los bienes que poseía.
De acuerdo con el portal especializado Celebrity Net Worth, un sitio especializado en informar el patrimonio de las personalidades públicas, al momento de su muerte, el Papa contaba con un patrimonio neto de apenas 100 dólares, es decir, menos de 90 euros.
El sitio también destacó que el Pontífice no percibía un salario. Francisco, pertenecía a la Compañía de Jesús, y como todo jesuita, había hecho voto de pobreza. Desde que fue elegido Papa en 2013, tuvo derecho a percibir un salario anual de aproximadamente 340 mil euros, pero renunció a ese ingreso durante todo su pontificado, siguiendo su compromiso con la humildad y el servicio. El propio Papa reveló en el documental Amén: Francisco Responde que nunca aceptó ese dinero. “A mí no me pagan nada. Cuando necesito plata para comprarme zapatos o así, la pido. Yo no tengo sueldo”, aseguró en una de las escenas más recordadas de esa producción.
Pero esto no sorprende a nadie, porque a lo largo de su papado, Francisco fue conocido por su austero estilo de vida, según la tradición jesuita. A diferencia de otros líderes religiosos o jefes de Estado, no poseía propiedades, vehículos, cuentas bancarias ni patrimonio a su nombre.
Y a pesar que tenía acceso a los recursos del Vaticano, como autos oficiales y residencias, expresó firmemente que no quería utilizarlos a diario, sino solo en lo indispensable y nunca para beneficio personal.
Bajo esta clara postura, también rechazó desde sus inicios instalarse en el Palacio Apostólico, la residencia tradicional de los papas, y optó por vivir en la Casa de Santa Marta, un edificio más modesto dentro del Vaticano, donde compartía espacio con otros sacerdotes.
Es recordada su negativa a usar los tradicionales zapatos de cuero rojo que sus predecesores preferían. También evitó portar el "anillo del pescador" construído de oro puro, prefiriendo uno de plata, muy sencillo y austero. Y eludía cada vez que podía la centenaria costumbre de que le besaran el anillo, ofreciendo gestos más fraternales como dar la mano o un abrazo.
Este estilo de vida, que el Papa mantuvo incluso tras alcanzar el cargo más alto dentro de la Iglesia Católica, lo convirtió en un símbolo de cercanía, especialmente con los más pobres y excluidos. Su legado, más allá de lo espiritual y doctrinal, marca un testimonio de coherencia ética y personal que impactó tanto a fieles como a no creyentes en todo el mundo.
Mientras el mundo se prepara para despedirlo en un multitudinario funeral en la Plaza de San Pedro, sus últimas decisiones y el escaso patrimonio que dejó reafirman una de sus frases más recordadas: “El verdadero poder es el servicio”.
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"El verdadero poder es el servicio". (Mundo).