"Via Flaminia", ubicada en la localidad bonaerense de Acassuso, partido de San Isidro, sorprende con su cucurucho gigante, de 70 centímetros de altura.
“Vía Flaminia” es la heladería que vende el cucurucho más alto de Argentina. Ubicada en una pintoresca esquina de Acassuso, en San Isidro, en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, no invierte en publicidad ni tiene entre sus prioridades posicionarse en las redes sociales. Desde que abrió sus puertas su fama le bastó para convertirse en un ícono. ¿Qué la distingue de cualquier otra heladería? El tamaño de su cucurucho gigante, que llega a medir más de 70 centímetros de altura.
Además, esta heladería es famosa por la extensa cobertura de chocolate que bañan su helados y por un hecho particular que forma parte de los policiales de nuestro país: el robo al Banco Río el 13 de enero de 2006. En ella se reunieron Fernando Araujo y Luis María Vitette Sellanes (el "hombre del traje gris") y planificaron lo que se conoció mediáticamente como "el robo del siglo". En el año 2020 Guillermo Francella y Diego Peretti recrearon en una película este momento.
El famoso helado surgió de su dueño fundador Antonio Capraro, quién había llegado a la Argentina en 1947 procedente de la región italiana del Véneto, en el noreste de Italia, y junto con Amparo, su esposa, inauguraron dos heladerías en Villa Ballester. La primera abrió sus puertas en 1960 y la llamó “Venecia”, rindiendo homenaje a la capital del Véneto.
El recuerdo de su tierra natal también estuvo presente cuando, cinco años después, adquirió una nueva heladería y la bautizó “Via Flaminia”. ¿Pero de dónde viene el nombre de la heladería? Durante su época como censor, en el 220 a.C., Cayo Flaminio construyó una calzada que comunicaba Roma, el epicentro del imperio, con el norte de Italia. Y, por supuesto, para bautizarla utilizó su propio nombre. Hoy es un camino de alrededor de 300 kilómetros, pero también fue la inspiración de Capraro.
La heladería se ubica sobre la Avenida del Libertador. Allí, en ese mismo local que Capraro fundó cuando tenía 38 años, se crio Sandra, su hija, quien hoy continúa el legado familiar. Según ella “fue la primera heladería de la Provincia que abría todo el año, porque antes todas cerraban en invierno”.
CÓMO SE HACE EL CUCURUCHO MÁS ALTO DE ARGENTINA
Claramente, lo fundamental es la mano, experiencia y técnica del heladero. Pero con eso solo no basta. También es necesario contar con helado “fresco” y un buen chocolate, explican. Se puede hacer con cualquiera de los más de cincuenta sabores que ofrece la pizarra ya que “el helado artesanal se fabrica todos los días y nunca está duro.
Comer este helado sin que termine en el piso es todo un desafío. Una de las claves para que se sostenga más firme la da Sandra, una de sus dueñas: “Los de crema se estiran más que los de fruta, mientras que los que tienen agregados como nueces, almendras o galletitas, no estiran tanto, y a veces…¡se caen!”, confiesa. Sin embargo, afirma que el chocolate no se parte fácilmente al morderlo, porque utilizan una fórmula exclusiva con alto contenido de cacao.
Una vez servido el helado en la base del cucurucho tradicional, el heladero suma más cantidad, lo da vuelta mientras genera pequeños movimientos ondulantes que alargan la punta. Ya con el tamaño adecuado según su ojo experto, lo sumerge en el baño de chocolate dejando libre la base. Inmediatamente pasa por un pozo frío a una temperatura entre -18° y -10 °. Esto produce un choque de temperaturas que endurece el chocolate. “Es necesario el shock para que la costra se forme rápido, porque el baño está muy caliente y tiende a derretir al helado. Por eso, esa acción debe ser muy rápida”, detalla Sandra.
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