La Batalla de San Lorenzo, librada el 3 de febrero de 1813, marcó el heroico inicio de la marcha de José de San Martín enarbolando la bandera de la independencia para “hacer posible lo necesario” y los sueños de “recuperar lo nuestro” para “una nueva y gloriosa nación”.
A poco tiempo de pisar suelo rioplatense, la primera tarea encomendada a quien era en aquel entonces “Teniente Coronel de Caballería”, José de San Martín, fue la de organizar un regimiento. Promediando el mes de diciembre de 1812, esta tarea era cumplida: nacía el Regimiento de Granaderos a Caballo.
Su tropa era disciplinada y preparada pero poco experimentada. Había elegido uno a uno a los integrantes del Regimiento a Caballo, a sabiendas que deberían actuar bajo el estruendo de carronadas y mosquetes, relinchos y gritos de dolor.
Había trabajado en generar templanza, convicciones, sentido del deber y sacrificio entre sus hombres, dando en primer lugar el ejemplo. A pocos meses de su boda, recibió la orden de dirigirse al Litoral para impedir el desembarco y saqueo de los pueblos ribereños del norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe.
Aquel 3 de febrero de 1813, nuestro Regimiento de Granaderos a Caballo se apostó a la altura de la localidad de San Lorenzo en el convento de San Carlos, a la espera de los realistas. En esa madrugada se libraría la batalla fundacional, en estas tierras, de José de San Martín.
Las tropas españolas arribaron al puerto de San Lorenzo a bordo de 11 navíos, con 300 hombres entre marinos y soldados que duplicaban largamente en número a los 125 Granaderos y, luego de desembarcar, emprendieron su marcha hacia el Convento de San Carlos. Allí, imperceptibles, aguardaban nuestros valientes y corajudos patriotas al mando de su “gran jefe”, dispuestos a derrotar a los invasores.
Tal como lo inmortalizó la Marcha de San Lorenzo, cuando “febo” asomaba, en una maniobra estratégica planificada por San Martín, los patriotas abatieron a los invasores. Muchos no saben que el combate fue breve pero intenso, con una duración de apenas 15 minutos. A pesar de su brevedad, fue una confrontación feroz en la que los granaderos mostraron un valor y una determinación extraordinarios.
Embed - Abel Pintos - Marcha de San Lorenzo (Video Oficial)
Fue un corto combate que quedó en la historia para siempre. El de San Lorenzo fue el bautismo de fuego de los granaderos y la presentación en sociedad de su jefe, quien marcaría el camino a seguir para lograr la independencia.
El triunfo en San Lorenzo no solo aseguró una importante victoria militar, sino que también elevó el prestigio del Regimiento de Granaderos a Caballo. A partir de entonces, el regimiento experimentó una mejora en su preparación, recibió nuevos recursos y, lo más importante, sus hombres adquirieron un ánimo y una moral renovados. Estos valientes soldados se convirtieron en la base de los Ejércitos del Norte y de los Andes, que jugaron un papel fundamental en la lucha por la independencia argentina.
El coraje demostrado en la Batalla de San Lorenzo no solo marcó el comienzo de una serie de victorias para los patriotas argentinos, sino que también sentó las bases para la formación de una nueva nación, una nación que se erigiría en el concierto de los pueblos libres gracias al sacrificio y la determinación de hombres como José de San Martín y sus granaderos.
Este 3 de febrero, en la Argentina de hoy, al cumplirse 212 años de la gloriosa, es necesario apropiarnos de nuestra historia, volver sobre ella, resignificarla, tomando las valiosas enseñanzas de valentía y heroísmo de aquellos patriotas que nos precedieron, de los mandatos fundacionales de libertad, independencia y soberanía por los que nacimos.