En las últimas horas, el arzobispo de Santa Fe, monseñor Sergio Fenoy, encabezó la celebración de la misa y sesión de apertura para la investigación relacionada con la causa de canonización de Cecilia María de la Santa Faz, religiosa que falleció en 2016 en el Hospital Austral de Pilar.
Se trata de Cecilia María Sánchez Sorondo, carmelita recordada por haber conservado su sonrisa incluso en el momento de su muerte. La celebración se realizó en el convento San José y Santa Teresa, de las hermanas Carmelitas Descalzas.
La Eucaristía fue concelebrada por el obispo auxiliar de la arquidiócesis, monseñor Matías Vecino; por el superior de la Orden de los Carmelitas Descalzos en Argentina, fray Ricardo Prado; por el presbítero Andrés Rodríguez, vocero de la causa, y otros sacerdotes.
Según la Agencia de Información Católica (AICA), el padre Prado expresó que “Cecilia María se ha hecho tan famosa por su sonrisa; ella decía que ‘la alegría es un don del Espíritu Santo, yo nunca me propuse tener alegría’, y entonces esto es lo que nos muestra que la obra de Dios se hace realmente, aunque en secreto”.
Por su parte, Monseñor Fenoy se dirigió a las hermanas Carmelitas y les pidió “animo” para poder enfrentar el proceso que viene, pero también les recordó que esta apertura de la causa “no es un trofeo que ustedes puedan apropiarse y lustrar, sino que es un don para regalar”.
Durante la celebración, además, se leyeron los documentos oficiales emitidos por la Santa Sede y la arquidiócesis de Santa Fe. Una vez que todas las personas involucradas en la investigación prestaron juramento, se conocieron los pasos a seguir en la causa de beatificación.
Monseñor Fenoy, quien mediante un decreto publicado en el mes de enero había anunciado la apertura de la causa, también designó a los oficiales de la investigación.
Historia
Cecilia Sánchez Sorondo ingresó en el Monasterio de Santa Teresa y San José de la ciudad de Santa Fe en 1996. Hizo sus primeros votos en 1997 y su profesión perpetua en 2003. Previamente, antes de decidirse por los votos estudió y se recibió de enfermera.
Sin embargo, a fines de 2015 comenzó a sentir unas molestas llagas en la boca, cada vez más dolorosas: tenía un tumor en la base de la lengua y en un ganglio del cuello. Su estado se agravó por lo que le aconsejaron instalarse en Buenos Aires para tratarse, más precisamente en Pilar.
Fue en el Austral que conoció al doctor Matías Najún, jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos, quien la acompañó hasta el final.
Por ese entonces, ya había perdido el habla y se comunicaba escribiendo en un cuaderno. Cecilia supo que el desenlace estaba cerca y escribió en un papel su último deseo: “Estaba pensando cómo quería que fuera mi funeral. Primero un poco de fuerte oración, y después una gran fiesta para todos. ¡No se olviden de rezar, pero tampoco de celebrar!”.
En la noche del 22 de junio, la carmelita comulgó con el capellán del Hospital, padre Marcos Gaviola, a través de un gotero. Luego fue sedada completamente. A su lado estaban su mamá, una de sus hermanas y otra religiosa. Falleció a las 3.45 de la madrugada del 23 de junio de 2016.
Luego, la vistieron con su hábito y la llevaron a la capilla del Austral. Allí estaba, rodeada de hermanas y -como siempre- sonriente.